Gönül Tol es Director y Fundador del Programa de Estudios sobre Turquía en el Instituto de Medio Oriente (MEI), un grupo de expertos con sede en Washington. Especialista en temas internacionales, defensa y movimientos islamistas en Europa y el mundo árabe, acaba de terminar su libro Guerra de Erdogan (Oxford University Press, 332 páginas, 35 euros, sin traducir). El libro detalla meticulosamente cómo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, usó la guerra de Siria por razones de imagen personal y política interna, alterando así el posicionamiento diplomático de su país.
Tras el atentado de Estambul del 13 de noviembre de 2022, atribuido puntualmente por el gobierno turco a miembros del PKK con base en Siria, Erdogan volvió a amenazar con intervenir militarmente en suelo sirio al norte del país. ¿Para qué sirve esto?
La guerra en Siria siempre ha sido una parte integral de los esfuerzos de Erdogan para entregar su poder personal. Ante unas elecciones críticas este año, quiere volver a utilizar este país para lograr sus objetivos nacionales. A través de una incursión en Siria, espera movilizar a los nacionalistas y abrir una brecha adicional entre el partido pro-kurdo y el resto de la oposición. Más importante aún, quiere decirles a los votantes que resolverá el problema de los refugiados sirios con otra incursión en Siria, un tema que resuena con fuerza entre el electorado. La pregunta es si Erdogan obtendrá la luz verde de Rusia. Hasta ahora no ha podido, pero eso no quiere decir que no lo hará. En los próximos meses, Putin, que confía en el jefe de Estado turco en la era posterior a la invasión de Ucrania, podría acceder a echar una mano a su amigo para las próximas elecciones.
Siria, Arabia Saudí, Grecia… Los virajes del presidente turco en el panorama internacional son numerosos. Después de veinte años al frente del país, ¿cuál es su visión del mundo?
No lo sé y nadie lo sabe. Por qué ? Pues porque lo único que le importa es mantenerse en el poder. Solo piensa, actúa y ve el mundo a través de esta única lente. Es absolutamente central para entenderlo. No hay nada que no pueda sacrificar para lograr este objetivo, nos lo demostró desde el principio.
Sobre todo, Erdogan es populista en el sentido de que utiliza precisamente diferentes ideologías para lograr sus fines. El populismo da suficiente margen y flexibilidad para utilizar una reflexión o una propuesta correspondiente a la agenda del momento. Cuando ganó el puesto de parlamentario que lo impulsó al puesto de primer ministro en 2003, sabía, o entendió, que ganar las papeletas en un país como Turquía puede no importar porque es el establecimiento secular el que finalmente toma las decisiones reales.
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