Yenín revivió los años más duros de la Segunda Intifada. El cielo de esta ciudad en el norte de Cisjordania rugió bajo los bombardeos de la aviación de Israel, que fue el paso anterior a la entrada por tierra de militares que se enfrentaron a los milicianos locales. Los bulldozers del ejército arrasaron las callejuelas del pequeño campo de refugiados convertidos una vez más en objetivo militar. Israel anuncia el lanzamiento de una gran “operación antiterrorista” dirigida a “evitar” que este campo de refugiados sea invitado a “lugar seguro” para combatientes de ‘Las Brigadas de Yenín’, grupo que aglutina a simpatizantes de Hamás y, sobre todo , Yihad Islámica. Fue la mayor operación de las últimas dos décadas y más de 1.000 hombres tomaron parte.
Desde la Autoridad Nacional Palestina (ANP) calificaron este ataque al campo de refugiados como “crimen de guerra”. Al menos nueve palestinos perdieron la vida en las primeras horas y hubo decenas de heridos y detenidos. Como ha ocurrido ya en otras ocasiones recientes, Israel ha elevado el nivel de alerta ante la esperada respuesta.
Alegría entre los colonos
Los deseos del ministro de Seguridad Nacional, el ultranacionalista Itamar Ben Gvir, fueron órdenes para el ejército y un mes después de la última entrada al campo los militares regresaron con un dispositivo fuerte. “Les hemos saqueado por sorpresa”, declaró el portavoz del ejército, Richard Hecht, quien confirmó que tras los primeros ataques aéreos, las tropas penetraron al campo “para hacerse con armas y municiones” y acabar con “infraestructuras” del enemigo. Lo hicieron sin usar las carreteras principales, solo hay en la última incursión uno de los blindados fue alcanzado por un artefacto trampa colocado por los palestinos. El general Avi Blot apuntó que “este campo exportó el terror toda la zona” y “la libertad de acción del ejército estaba amenazada. Esta operación busca un cambio en la situación”. Un argumento que sirva a las voces críticas que la consideración de una concesión más de Benjamín Netanyahu ha conocido a socios ultranacionalistas.
Los colonos aplaudieron este movimiento militar que “servirá para restaurar el orgullo nacional” y será “un cambio de paradigma” y que es Israel quien inició la confrontación en lugar de tener que reaccionar, en opinión de Ariel Elmaliach, líder colono del asentamiento de Eli . Tras la última operación en Yenín dos miembros de Hamás abatieron a tiros a cuatro colonos en una esencia de este asentamiento y esto dio paso a 48 horas de pogromo contre localidades palestinas. Cientos de colonos quemaron casas y coches ante la pasividad de los militares.
Pelea entre civiles
L’agenda del sector más radical del Gobierno tiene como objectivo final la anexión de Cisjordania –territorio que llaman Judea y Samaria– y para ello apuestan por el uso máximo de la fuerza y el castigo colectivo contra los palestinos, tal y como declaró la diputada del Likud Talli Gottlieb. Hace unas semanas esta diputada defendió que se debe castigar “aquellos lugares de los que sale un terrorista, no es suficiente con abatir a los terroristas porque no trabajan solos. Hay que aplicar el castigo colectivo». Lugares como el campo de Yenín, arrasado por los militares.
Los israelíes cuentan con una superioridad militar brutal frente a un enemigo atrincherado en las callesjuelas de un campo donde unas 14.000 personnesas viven en un área de 0’42 kilómetros cuadrados, según datos de Naciones Unidas. Criado en 1950 para vivir en los palestinos expulsados de estas gradas tras la creación de Israel, en 2002 tras el epicentro de una batalla que duró hasta que los israelíes lucharon con 52 personas y perdieron 23 soldados. Junto con la vecina Nablus, Yenín ha visto como cada vez más jóvenes vuelven a tomar las armas para resistir a la ocupación.
Una persona herida es ingresada en el hospital Ibn e Sina de Yenín este lunes
Mientras que desde el Ministerio de Exteriores de Israel, eli cohen insistió en que “tomaremos todas las medidas para no dañar a los civiles”, ya que el lado palestino denunció que el ejército opera en una vez más en una zona llena de civiles, como ocurre en Gaza. El primer ministro, Mohammad Shtayyeh, señaló que se está produciendo “una nueva intención de destruir el campamento y obligar a sus habitantes a alejarse” y alertó que “un nuevo pueblo heroico hará frente a esta agresión que se produce ante la mirada de la comunidad internacional. Inocentes están siendo bombardeados y la lucha seguirá mientras dure la ocupación”.
La ANP anunció la suspensión de la coordinación de la seguridad con Israel, medida que ya ha adoptado en ocasiones anteriores, pero que no tardará en restablecerse en cuanto se reduzca la tensión. Hamás también siguió de cerca lo ocurrido y uno de sus líderes, Ismael Haniye, dijo que “nuestra gente sabe cómo responder a esta agresión (…) la sangre que se derrame en Yenín determinará el tipo de respuesta”. Los territorios ocupados se preparan para una nueva oleada de violencia, en su estado natural desde la llegada del nuevo gobierno de Netanyahu y en su agenda de anexión.
