En el Da Mundial contra el Cncer, hablamos con Adriana Jarrn, quien se inici «en un viaje yguico» en su segunda quimioterapia. Ahora ayuda física y emocionalmente a personas con la fermedad.
El empeo alcalde de Adriana Jarrón (Quito, Ecuador, 1978) desde que super un cncer est introducir un tratamiento multidisciplinar en la Salud pública. «No todas las personas con cáncer tienen recursos para pagarse un entrenador oncológico, una clase de yoga o una terapia psicosocial, cuando más las necesitan».
De este modo, se democratizar una mirada más olvidada de la salud, opina esta yogui ordenado en Barcelona desde el 20 de agosto, «acompañando los tratamientos tradicionales en un hospital», como ya se hace en algunos centros de referencia en el mundo. «Es un espacio seguro donde nadie se sienta juzgado. No te van a decir que eres una frvola porque te preocupa que se te caiga el pelo o las uas. Se trata de un camino conjunto para la curación, aunque el desenlace pueda ser el peor posible y no haya curación».
EL PROCESO QUE VIVI
«Siendo muy jovencita» en Jarrón el diagnosticaron un cáncer y el proceso fue muy traumático, recuerda. «In a principio, lo recib en choque. Me comunicaron una situación más grave de lo que finalmente fue la fermedad».
Por recomendación de una familiar, su prima, en su segunda quimioterapia ponte en contacto con Hatha Yoga. «Ella me dijo que poda comeme bien a nivel fsico y mental, y verdaderamente sens que, adems de hacer caso a los doctores, por fin poda hacer algo por mi mismo a travs de mi cuerpo». Aceptar esos sentimientos tan humanos y profundos que afloran, como el miedo, admitir, y relacionarse mejor con una enfermedad que estaba ah.
Desde entonces, continúa su práctica «de la mano de diversos maestros en la India, Nueva York, México, Colombia, Ecuador y Barcelona», experimentó técnicas, niveles y vertientes distintos de esta disciplina milenaria. Un «viaje yguico» que combinó con estudios académicos de maestría y sobrio doctorado temas migratorios, su otra pasin.
Pero la esterilla o alfombra el desenmascarado llamado. «Fue mi alfombra mágica, que me transportaba a distintos espacios, con personas en diferentes situaciones y condiciones». Desde el post natal yoga al oncolgico, el proyecto más importante de su vida. «Ha colaborado con la Asociación Española contra el Cáncer (ACCE), el Hospital Vall d’Hebrn y actualmente trabajo en la Fundacin Klida del Hospital Sant Pau».
POR QU YOGA ONCOLGICO
Desde hace varios años se formaron otros profesores de yoga en esta especialidad. Y no se trata de durese al carro de la enfermedad ni de que el yoga de por s no sea bueno para todo el mundo sin apellidos, defiende, sino de atender las distintas fases de la enfermedad. «Hay que tener un conocimiento y una formación, no es lo mismo que esperar a alguien con una lesión lumbar, porque hay que adaptar la práctica a la persona escucha todo en contexto».
Lo primero que hace al tratar a un paciente es aclararle que el yoga no sustituye a ningn tratamiento, que es tan bueno como el taich o la marcha nrdica si esos son los deportes que le gustan a la persona, y que es conveniente hablar con el oncólogo sobrio el inicio de la practica. «Al haber transitado por las mismas situaciones, te sita ante un mismo paisajecon una complicidad y conexión muy especial».
Las etapas de la enfermedad son: diagnostic, tratamiento, post tratamiento y, en el peor de los casos, final de vida. «Cada una con sus implicaciones fsicas y emocionales«. Curiosamente, afirma, tras el tratamiento y el fin de sus rutinas hospitalarias «muchas personas se sienten muy solas y el yoga suele ser el espacio en el que continan teniendo un encuentro».
Percibe sus temores, comprende lo duro del proceso y huye de los discursos de positivismo de alrededor. «A veces, necesitas expresar que no está bien. Aqu, una persona de 30 que jams se llevara a cabo con una de 65 si no fuera por el cncer, genera unos vnculos y una confianza sin igual». trata de legitimar sus emociones».
Jarrn admite que el Covid ha mermado los recursos públicos en este tipo de iniciativas. Por eso celebra que cada vez se hable ms de ello. «Personajes públicos como Ana Rosa Quintana, que cuentan públicamente su enfermedad y cmo les ha ayudado el deporte en el apartado fsico y, sobre todo, mental, está definido en referentes de inspiración. Todo lo que podamos hacer como sociedad en aras de vivir mejor el proceso y tener una buena calidad de vida es muy importante».
La parte más motivada de su trabajo es poder ayudar a otras personas. «No me gusta hablar de egos, pero desde mi lugar he podido acompañar a pacientes a un nivel muy humano. Es una experiencia que une el dolor y la satisfaccion disfrutar de una conexión maravillosa».
Yoga Oncológico Rojo. En el apartado «Dnde estamos» hay una tarjeta en la que se puede contactar con profesores de varios lugares de trabajo y no de otros lugares que se especializan en yoga oncológico.
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