Fabricantes, CGT y ONG comparan sus hojas de ruta

El miércoles 24 de mayo, representantes de los sectores que más emiten gases de efecto invernadero -transporte y vivienda- fueron invitados al Ministerio de Transición Ecológica, boulevard Saint-Germain, en París, por el ministro Christophe Béchu, para presentar su hoja de ruta para ser carbono neutral para 2050. Al mismo tiempo, en la sede de la CGT, en Montreuil (Seine-Saint-Denis), la Federación de Trabajadores Metalúrgicos (FTM) organiza con las ONG Greenpeace y Réseau Action Climat, un foro de automoción dedicado al “Derecho a la movilidad sostenible para todos”.

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Dos salas, dos ambientes… Pero, al final, la misma pregunta: “¿Cuál es el auto que se adapta bien a nuestra transición? », cuestionó Agnès Pannier-Runacher, ministra de Transición Energética, ante la ausencia de una propuesta sobre los coches pequeños o la reducción de vehículos en la hoja de ruta de la Plataforma de Automoción (PFA), el lobby de los fabricantes. “Tenemos un desafío para un auto liviano y deseable, ¿somos capaces de producirlo? Cuando ? En Francia ? ¿Con qué margen? », insistió el ministro.

En la CGT, el mismo tema estuvo en el centro de los debates: “Trabajo en Valeo, en Calvadosexplica Denis Bréant, responsable del automóvil en la FTM. Los salarios netos rondan los 1.600-1.700 euros al mes. ¿Quién puede comprar un Mégane eléctrico a 43.000 euros? Tienes que hacer un coche popular en Francia para que la transición sea un éxito. »

“La pendiente es empinada”

Los fabricantes de automóviles no son ajenos a esta realidad, pero, de momento, eluden la cuestión. “En 2022 vendimos 200.000 coches eléctricos, señaló Luc Chatel, presidente de la PFA. Si queremos estar en la trayectoria correcta de reducción de emisiones de CO2, sería necesario vender de 5 a 6 millones de autos por año para el 2030. La pendiente es pronunciada. » Cuenta con flotas de coches (la mitad de las compras de vehículos nuevos), con ayudas a hogares de bajos ingresos para conseguir este objetivo, pero ni una palabra del coche de 20.000 euros.

La PFA prefiere hablar de car sharing o carpooling para llenar mejor los autos caros. Y advierte que el coche eléctrico no lo hará todo: hará falta más ratio modal o desarrollar mejor las ciudades para limitar los viajes si queremos reducir las emisiones del transporte.

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Visto desde Montreuil, esta forma de eludir el tema del pequeño vehículo eléctrico local no sorprende. “Los fabricantes han optado por una estrategia centrada en los márgenes: prefieren vender menos vehículos pero más caros y centrarse en los clientes que pueden permitirse estos modelos premium”, señala Pierre Leflaive, gerente de transporte dentro de la Red de Acción Climática. Lamenta que el aumento constante del peso de los coches eclipse el efecto positivo de los motores menos contaminantes.

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By Orencio Batista

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