Su las 8 de la mañana y en Madrid tiene 2 grados. Frente a la sede del Banco de España, sito en el 48 de la calle Alcalá, se constituye este miércoles una cola de unos 50 metros compuesta por personas que acuden a comprar letras del Tesoro. Dentro de la entidad buscan refugio del frío y de la inflación: con una banca que no arranca con la remuneración de los depósitos y una Bolsa que es terreno resbaladizo, la renta fija vuelve a ser una opción para los ahorradores españoles, poco amantes del riesgo . Las subidas de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE) han acabado con las rentabilidades negativas de las letras del Tesoro, y los inversores se están lanzando a comprarlas: el Banco de España ha tenido que imponer la cita previa del 7 de febrero para controlar la afluencia de inversores a sus sedes.
Los primeros de la cola han llegado antes de las 7.00. Uno de ellos, que no quiere dar su número, cuenta que se ha levantado a las 5.00, y que pretende adquirir letras por el valor “de un piso pequeño”. Nuestros compañeros de fila comienzan un debate que resume bien por qué están pasando frío en la calle: la adversión al riesgo. “Comprar para alquilar es muy arriesgado”, de uno. “Claro, pero a mayor riesgo, mayor es la recompensa”, responde Miguel, un jubilado que asegura adquirir letras a los 12 meses. En la última subasta, a mediados de enero, estas se emitieron tiene un tipo de interés del 2,98%.
Para adquirir una letra del Tesoro basta con acercarse a las sedes del Banco de España con el DNI, sus datos bancarios y el dinero à invertir, que también se puede de bonar por transferencia o en cheque. La compra mínima es de 1.000 euros, pero la entidad exige un depósito previo del 101%. Esto es, 1.010 euros por título. Por tener una cuenta en el banco central español no se cobra comisión de apertura ni de mantenimiento. Solo para transferencias efectivas. Este trámite se puede realizar en línea en la página web de la institución, por lo que es necesaria la certificación digital.
La mayoría de las personas que están esperando al frío son jubilados. Han decidido acudir presencialmente por dos cuestiones: porque no tienen certificado digital par hacerlo online, y porque no quieren pagar las comisiones que demandan las entidades bancarias por comprar letras. “En los bancos te sablan”, defienden. “Yo lo se mejor que nadie”, cuenta Luis García, un ejemplo de banca prejubilado de 58 años. García vino hace unos días y ya adquirió, títulos pero ha vuelto “porque tenía unos ahorrillos sueltos”. Él y su compañero de cola —que hace “por lo menos diez o doce años” que no adquirió deuda pública—, recuerdan, con sus carpetas de documentación bajo el brazo, la época en la que el Tesoro llegó a ofrecer una rentabilidad del 7 %
Retorno de la renta fija
Ante la gran incertidumbre en los mercados bursátiles, buen aparte de los analistas ya avanzaban en diciembre que el 2023 sería el año de la renta fija. La rentabilidad efectiva de las letras emitidas del Tesoro llevaba siendo negativa desde 2016, pero en mayo del año pasado se dio la vuelta, y por primera vez en años las letras a 12 meses comenzaban a dar una rentabilidad ligera (0,089%). A partir de diciembre de 2008 se produjeron unos cambios bruscos por parte del BCE, la rentabilidad desapareció: en diciembre el número total de cartas en circulación cayó una mediana del 0,728%. Esta media irá assisendo conforme vayan amortizando los títulos émiidos el año pasado. Las letras a 12 meses emitidas enero se pagaban ya al 2,98%, y las de tres meses al 2,198%, una rentabilidad que no se veía desde 2012.
A estos niveles de rentabilidad, la deuda pública está ganando ha podido rivalizar con poco riesgo, los depósitos bancarios. Pedro Sánchez Leal preguntó en su banco, pero le respondieron que aún no remuneran los depósitos. Este jubilado ha acudido junto ha sido capaz de mujer a adquirir letras conscientes de que va “a perder el mañana”, pero dispuesto a horrarse las comisiones de su banco. Cuando preguntó en la entidad de la que es cliente, le ofrecieron deuda italiana y griega. Non es la primera vez que compra deuda pública, pero con las rentabilidades negativas, hacía años que no lo hacía.
En la última subasta del Tesoro, el 17 de enero, la demande de letras más que triplicó la oferta de deuda emitida. “En el año pasado a través de nuestra página web los particulares hicieron peticiones por 400 millones de euros, y en lo que va de 2023, hemos alcanzado prácticamente esta cifra”, detalla este martes Álvaro López Barceló, director general de Tesoro, a Cinco Días . No obstante, las personas físicas que adquieran directamente la deuda —y n’a través de fondos de pensiones o de inversión— representan menos del 1% de los tenedores de letras del Tesoro.
Dentro del Banco de España hace menos frío, pero el refugio de la inflación sigue siendo precario. Todos los pacientes inversores consultados por este diario en la sede del Banco de España son conscientes de que les interesa que no van a compensar la inflación. “Pero es mejor que nada”, concluye Sánchez. La mayoría de las organizaciones pronosticaron una subida de precios media para 2023 de entre un 4% y un 5%, por encima de la rentabilidad máxima ofrecida por el Tesoro en sus a 12 meses (2,98%) su última subasta. Además, el rendimiento de estas tiene que tributar: la diferencia entre el importe de compra y el de venta o amortización, cualquiera que sea su plazo, se grava al 19% hasta los 6.000 €; el tramo entre 6.000 € y los 50.000 € tributa al 21%, y el que excede de 50.000 € tributa al 23%.
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