La invasión de Ucrania por Rusia se apoderó frenéticamente de la economía europea. La actividad en la zona euro está estancó a final del año pasado, según los publicados este martes por la oficina estadística europea (Eurostat). En el último trimestre de 2022, el PIB de 19 países que comparan la moneda común apenas creció un 0,1% respecto al mes anterior, un dato exiguo, aunque suficiente para alejar el fantasma de una recesión técnica ise invierno. No obstante, el buen comienzo 2022, con un muy buen primer semestre, ha permitido que el área monetaria registre un incremento medio del 3,5% en el conjunto del ejercicio.
Se esperaba que la crisis provocada por el covid-19 se viera afectada por el covid-19, que la economía repuntara con fuerza tras el desbaratamiento económico que suprimió el confinamiento por la propagación del virus. Y así empezó el año. Hasta que el presidente ruso, Vladimir Putin, decidió a finales del pasado febrero invadir Ucrania y traer de vuelta a Europa losvientos de guerra. A eso sumaron los problemas en las cadenas de suministro, la falta de componentes por el cerrojazo de China en su política de covid cero y el aumento de los precios de la energía por el conflicto en Ucrania. La inflación empezó a descontrolarse a mediados de este año.
Con la invasión de Ucrania se arreció la crisis energética. La inflación desapareció a nivel solo vistos hace cuatro o 5 décadas y la actividad ya se restió mucho. Hay dos mitades muy claras en los datos del PIB de 2022. Y da igual cómo se miren, si comparando la marcha con el trimestre inmediatamente anterior o con el mismo periodo del ejercicio precedente. Ambas muestran que la economía de la zona euro ha parado desde el pasado verano.
Hay un lado positivo, o menos malo en estos números. Se espera que resulten peores. Las previsiones de los servicios de estudios en verano y otoño eran más lúgubres. Finalmente, la caída ha sido menor de lo vaticinado por la desaceleración de los precios de la energía (y de la inflación). Así la dura recesión que se atisbaba se ha convertido en un abrupto estancamiento. Un ejemplo claro de esto lo ha dado esta pasada madrugada el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha revisado su pronóstico de crecimiento mundial para 2023 —la ha elevado dos décimas, hasta el 2,9%— y ha señalado que ya se ve «an punto de inflexión».
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