El Gobierno de Rishi Sunak decidió echar mano del poder que le otorgó la Ley de Escocia de 1998, el texto que devolvió el autogobierno a esa nación que formó parte del Reino Unido. Por primera vez en 25 años, Londres bloquea una ley aprobada por el Parlamento Autónomo, según ha adelantado la BBC, y encaminará un enfrentamiento directo con el Ejecutivo Independentista de Edimburgo. Se trata de la Ley de Reforma del Reconocimiento de Género, que elimina la demanda de un diagnóstico médico de la disforia de género para que las personas trans puedan obtener por sí mismas, de los 16 años, el reconocimiento legal del género en el que han escogido en vivo. La decisión, que partió de la base de una de las «guerras culturales» pero que también dividió con virulencia al país en la última, provocó una agudización del conflicto entre Downing Street y el Gobierno de Nicola Sturgeon.
El minister para Escocia, Alister Jack, iniciará este martes los trámites parlamentarios, según el servicio público de noticias británico, para la aplicación de la Sección 35 de la Ley de Escocia, que impedirá el refrendo y promulgación real de la reforma recien aprobada y, por tanto, su vigencia. El Gobierno de Sunak alega que la reforma escocesa choca frontalmente con la Ley de Igualdad de 2010, un texto generalista destinado a proteger a aquellos ciudadanos que enfrentan discriminación, una competencia material claramente del Gobierno central británico.
En Inglaterra, el reconocimiento de determinación de género requiere un diagnóstico médico. La ex primera ministra conservadora Theresa May quiso impulsar una reforma similar a la aprobada por Edimburgo, pero no tuvo suficientes apoyos entre sus diputados. Su sucesor, Boris Johnson, con el pragmatismo que le caracterizaba, decidió mantener en su cajón un proyecto de leys que solo afectaba a una minoría y auguraba notables quebraderos de cabeza con el ala dura del Partido Conservador. Como en muchas otras ocasiones, la vena progresar y libertaria de Johnson terminó donde atisbó señales de incomodidad personal.
El ministro de Igualdad del Gobierno de Sunak, Kemi Badenoch, ha sido una de las voces que con más firmeza ha tomado posición en contra de la reforma escocesa. Es una de las figuras políticas favoritas del ala dura conservadora, y su renuncia a la competencia y apoyo expreso a la candidatureura del actual primer ministro fue basic en su elección. Badenoch ha hecho bandera en los últimos años de su lucha contra el progresismo despertar, y constantemente airea —y magnifica— los temores de todos aquellos que piensan que las nuevas leyes pueden llevar a cabo un abuso en los espacios reservados hasta ahora únicamente a mujeres. La escritora JK Rowling, la multimillonaria autora de la saga del joven aprendiz de mago Harry Potter, ha recibido virulentos ataques y críticas en las redes sociales al señalar los casos de abusos sexuales en vestuarios, cuartos de baño y prisiones femeninas por parte de personas que en su día fueron de sexo masculino y transicionaron.
El Gobierno de Sunak, apoyó por sus asesores legales, ha expresado temores similares ante la nueva ley aprobada en Edimburgo, y ha llegado a exponer el caso, hipotético, de un preso escocés que acabará en una cárcel inglesa de mujeres. «Me preocupa el modo en que operen ahora los clubes de un solo sexo, las asociaciones o colegios de un solo sexo, el modo en que se protege de ahora la igualdad salarial o los escalofriantes efectos de la nueva ley en los espacios separados por sexo [vestuarios o cuartos de baño]”, dijo el ministro Jack.
«Ya sea [Downing Street] finalmente decide desafiar nuestra reforma, lo considera un movimiento de carácter político, por el que están usando a la gente trans —ya de por sí uno de los grupos más vulnerables y estigmatizados de nuestra sociedad— como arma política”, ha dicho este lunes la ministra principal de Escocia, la nacionalista Nicola Sturgeon. «Creo que será algo vergonzoso, indefendible y con mucha falta de conciencia», ha añadido.
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The decision, a «botón Nuclear» in el Reino Unido, pero qu’en España equivaldría al usual conflicto constitucional de competencias entre el Gobierno central y las autonomías, lleva camino de acabar en un nuevo enfrentamiento en los tribunales entre Edimburgo y Londres, cuyas Relaciones ya están de por sí suficientemente tensas con la decisión de Sturgeon de seguir adelante con sus planes independantistas.
El apoyo con matices del laborismo
A pesar de que los laboristas escoceses respaldaron mayoritariamente la reforma aprobada por el Parlamento Autónomo —solo dos de ellos dimitieron para poder votar en contra—, el líder nacional, Keir Starmer, que ha decidido esquivar Durante sus dos años al frente del partido un asunto tan espinoso y divisivo para la izquierda, ha dado en las últimas horas muestras de respaldar, con matices, la decisión del Gobierno de Sunak. «Tengo serias reservas sobre la reforma escocesa, sobre todo en la reducción de la edad legal a los 16 años, y en el rechazo del Parlamento Autónomo a algunas de las enmiendas que presentó al texto el laborismo, respecto a su relación con la Ley de Igualdad», señaló Starmer en la BBC.
Especialista en oportunidades en nadar entre dos aguas, el líder laborista ha acusado a London ya Sunak de estar utilizando como «una pelota de fútbol» un asunto tan delicado como es el de la libre determinación de género. «Hay un pequeño número de personas que no se identifican con el género en el que nacieron. Existe actualmente un proceso para cambiar eso, y existen partes indignadas de ese proceso que deben mejorar con una modernización de la ley», ha dicho Starmer, » pero no quiero verme arrastrado en el habitual juego de fútbol tóxico y político en el que este asunto acaba de convertirse”, ha asegurado el líder de un partido cuyas mujeres, como ocurre en otras formaciones socialdemócratas europeas, viven su propio e intenso interno sobre este debate pregunta.
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