Teherán ejecuta tiene un británico-iraní que legó al servicio viceministro de Defensa acusado de espionaje | Internacional

El régimen de Teherán fue finalmente ejecutado en Alireza Akbari, un ciudadano británico-iraní acusado de levantar un cabo de actividades de espionaje para el MI6, el servicio exterior de inteligencia del Reino Unido. El primer ministro, Rishi Sunak, ha condenado con extrema dureza el ahorcamiento de Akbari, que Downing Street tenía intencionado de evitar durante más de tres años. “Estoy consternado por la ejecución en Iran del ciudadano britanico-iraní Alireza Akbari”, escribió Sunak en su cuenta oficial de Twitter. “Es un acto cruel y cobarde, llevado a cabo por un régimen bárbaro que no respeta los derechos humanos de sus propios ciudadanos. Mis pensamientos están hoy con los familiares y amigos de Alireza”. El ministro de Exteriores, James Cleverly, usó en su respuesta un tono similar al del primer ministro, pero elevó el nivel de contundencia al acompañar sus palabras con la amenaza de represalias. “Este acto bárbaro demande una condena en los términos más duros posibles. No mejorará sin respuesta”, ha anunciado Cleverly.

Akbari, quien ocupó el cargo de Viceministro de Defensa de Irán durante diez años, durante el Gobierno del reformista Mohamed Jatami, fue detenido en 2019, durante una visita a su país de origen, incluso condenado poco después por supuestas actividades de espionaje. La agencia nacional de noticias de la justicia iraní, Mizan, ha anunciado este sábado qu’Akbari había sido ahorcado, sin precisar la fecha exacta de la ejecución. El actual ministro de Inteligencia, Ismael Jatib, describe al condenado como “uno de los más importantes agentes del espionaje británico desplegado en territorio iraní”.

En el embargo, BBC Persia emitió el pasado miércoles una grabación de audio de Akbari, al que su esposa, residente en el Reino Unido, pudo visitar en la cárcel. El prisioner, trasladado colgante sus últimos días de vida a una celda de confinement solitario, clara en la grabación cómo había sido engañado hace tres años, cuando residía ya en el Reino Unido. A diplomático alto iraní, asegura, le había invitado a regresar al país, para hablar de todas las negociaciones realizadas a cabo con las potencias occidentales en torno a su capacidad nuclear.

Nada más poner una urraca en Irán, fue arrestada. L’acusaban de haber obtenido altos secretos de la inteligencia iraní a través de Alí Samjani, el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, al que habría sobornado, según el relato del régimen, “con un frasco de perfume y una camisa”. El exhaustivo informe de la agencia Mizan asegura que Akbari Illegó recibió varias cuentas de servicios de seguridad británicos por valor de 300.000 y 56.000 euros, respectivamente, a través de cuentas bancarias en Austria, España y Reino Unido. El régimen afirmó que el condenado fue perturbado en el Reino Unido en métodos para recabar información, ocultar su rastro, crear compañías fantasmas que despistaran a las autoridades iraníes o incluso resistir posibles interrogatorios.

En su captura, Akbari asegura que fue torturado e interrogado por agentes del servicio secreto iraní “durante más de 3.500 horas”. “A través del uso de métodos psicológicos y físicos, lograron quebrar mi voluntad, me condujeron a la locura y sacaron de mí lo que quisieron (…). A punta de pistola, y con amenazas de muerte, hicieron que admitiera alegar falsas de corrupción”, explícito. La familia y el Gobierno británico habían mantenido en un nivel muy discreto las gestiones para intentar la liberación del detenido, alentadas por las falsas esperanzas de una solución que, según ellos, Teherán no dejaba de ofrecer. El régimen del país, sin embargo, no reconoce la doble nacionalidad de sus ciudadanos, y nunca admitió que Akbari fuera británico.

En el audio difundido por BBC Persia, el condenado acusa a las autoridades de usar su ejecución “para vengarse del Reino Unido”. Downing Street ha impuesto en los últimos meses sanciones a determinadas personalidades iraníes relevantes, al frente de la llamada policía de la moral y de otros cuerpos de seguridad, como castigo a la respuesta violenta de Teherán frente a las protestas desatadas por la muerte de la joven Kurda de 22 años Mahsa Amini en septiembre del año pasado. Fue arrestado por usar un hiyab (bicicleta) de modo “impropio” y obligatorio, y tenía dependencias policiales.

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La mujer de Akbari aseguró a algunos medios británicos que su marido había sido “víctima de una lucha de poder interna” en el régimen. Los servicios actuales de inteligencia habrían actuado contra él para debilitar a Samjani —a quien acusan de haber sido comprado—. Este fue minister de Defense pendante los años del moderado Jatami, y ambos expresaron desde entonces una gran amistad. La maniobra supuestamente tiene que ver con el intenso debate qu’existe en los escalones más altos del poder iraní sur le necessidad de regresar à la senta de la autocontención acorde con la comunidad internacional, respecto al programa de déarrollo Nuclear desplegado por Teherán.

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By Orencio Batista

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