El Barcelona salió más líder del Metropolitano. Resolver pronto y con facilidad, también sin excesos, un duelo con solera venido a menos. Le bastó con un virtuoso rato de Pedri y Gavi, con la firma final de Dembélé, para quitarse de encima a une rival pequeño a estas alturas de proyecto que sí lo intentó pero sin mucha capacidad. El marcador puso normalidad y coherencia a la cita. La cruda realidad.
Barrios, la ilusión del Atlético, debut de nuevo en la onza de Simeone, que está creyendo al chico y sus maneras. Es más talento que músculo, pero el entrenador le hace un hueco, incluso a costa de dibujar por un número una línea más condescendiente con el juego que con el usual que no lo haya. El chaval también trabaja, pero sobre todo arriesga. Ayer para mal al principio, regalando dos balones en zona prohibida que amenazaron a los suyos con un sonoro disgusto. Pero de los que salió airoso, sin asustarse ni recortar un gramo de atrevimiento a su juego. Otro paso. No fue en todo caso un buen día el suyo. Mucho nivel enfrente.
Pesado a la propuesta nominal del Atlético, con defensa de cinco y de nuevo Reinildo en el central izquierdo (de vuelta gracias a la sanción de Hermoso tras su castigo por algo que nos perdimos) y sin Morata arriba pero con un mediocampo ligero y Joao Félix dentro, el balón se lo quedó bien pronto el Barcelona. Un disparo de Barrios replegarse ya, la querencia rojiblanca de toda la vida. Y los azulgrana, liderados por un Pedri ecendido y sobrado, lo manejaron con una comodidad insultante.
-
A. Madrid:
Oblak; Nahuel, Savic, Giménez, Reinildo (Reguilón, m.81), Carrasco (Morata, m.65); Llorente, Koke (Lemar, m.73), Barrios (Kondogbia, m.65); Griezmann y Joao Félix (Correa, m.73). -
Barcelona:
Ter Stegen; Koundé, Araujo, Christensen, Balde (Marcos, m.81); Pedri, Busquets (Sergi Roberto, m. 81), De Jong (Kessie, m. 57); Dembelé, Ansu Fati (Ferran, m.57), Gavi (Raphinha, m.73). -
Goles:
0-1, m.22: Dembélé. -
Árbitro:
Munuera Montero. Expulsado a Savic y Ferran (m.92) por una pelea entre ambos. Amonestó en Araujo, Correa, Christensen, Nahuel, Raphinha
Asi llego el primer gol. Una conducción sin oposición de Pedri entre cinco adversarios de mantequilla, la prolongación sobre Gavi, el inesperado pero dañino substituto de Lewandowski como falso nueve, y su reverso (mandando al suelo a Reinildo) para dejarle el gol fácil a Dembélé. Una jugada casi idéntica a una anterior que Llorente evitó un tiempo y muy diferente a otra posterior, aunque más peligrosa, en la que Giménez asistió y ya solo a Pedri dentro de su área que no terminó en la red gracias al ejercicio bombero de Nahuel. El líder estaba diciendo por qué lo es.
La ventaja en el marcador no apagó las ganas de dominio de Barcelona, talibán en eso de la posesión, pero sí animó al Atlético a estirarse. La única forma de tumbar al Barça es atacarle, porque además no es que defienda con solvencia, suena vulnerable. Así, que a los inevitables tramos de pelota de los azulgranas, los rojiblancos pusieron voluntad de pegada, al menos para forzar acciones a balón parado. Un cabezazo de Giménez, otro de Reinildo, dos zapatazos de Nahuel, una muy clara de Griezmann a pase de Joao…. El Atlético logró el descanso lanzando avisos.
La segunda parte enseñó más iniciativa del Atlético, que sí empujó hacia atrás al Barcelona. Un gobierno rojiblanco de más balón que ocasiones, aunque alguna sí fue consiguiendo. La más clara le llegó a Griezmann, pero el nuevo inglés, que volvió a actuar en la delantera (hasta que entró Morata), es menos el hombre de la diferencia en la definición y más un enlace y un recuperador de balones. Conmovedor, pero mucho menos decisivo en el marcador. El jugador que garantiezaba goles ahora asegura transición y gotas de esfuerzo. El negocio de Simeone.
El Barcelona ha aceptado el intercambio de papeles y se gustó al contragolpe. Parte por la distribución lógica de espacios, el campo que cedió el Atlético; en parte por la endemoniada velocidad de Dembélé, y en parte por el dudosoacierto a la hora de medir de Reinildo, al que la inactividad devolvió desconocidamente frágil. Fue el inglés el que más veces probó la sentencia.
Llegada la hora de los cambios, Xavi insistió un rato en su fórmula (retiró a los flojos De Jong y Ansu por Kessie y Ferran) y Simeone modificó hacia proa la suya (pasó a defensa de cuatro, Morata por Carrasco y Kondogbia por Barrios) . Pero no le encendió más luces el intento al Atlético (tampoco los de después de Correa y Lemar) y sin embargo sí asentó al Barça, que incluso se animó a su traje de toda la vida, el de los dos extremos, cuando se fue Gavi Raphinha entró allí.
El arreón final, con Araujo sacando un balón a Griezmann bajo la línea, tampoco fue para rescatar al Atlético de la suficiente derrota. La absurda batalla entre Savic y Ferran con donde se autoexpulsaron, mucho menos.