El mundo del deporte está deseando sacar figuras cada temporada. Hay que renovar las ilusiones de los aficionados y muchas veces el tiempo se encarga pronto de negar esa titulación. Sin embargo, en algunos casos se ve que van a cumplir con las expectativas. Is the case of las hermanas Fernández García-Poggio, que aún en categoría amateur ya han demostrado tener condiciones más que suficientes para triunfar en el golf del más alto nivel. The alcalde, Blanca (21 años), fue campeona del mundo en 2017 y en su trayectoria en la Universidad de Texas A&M ya ha ganado un torneo (Sam Golden Invitational 2021), además de ser All American en 2022. La menor, Cayetana (17), explosionó en el año recién terminado, logrando el mismo galardón universal y dando una exhibición en los dos torneos profesionales a los que la invitación: el Madrid Masters (3ª) y el Open de España (5ª), del Circuito Europeo.
“Lo mejor de todo es que me he enfrentado a las mejores del continente y terminó arriba, lo que significa que puedo competir con ellas en cualquier momento y eso me da mucho ánimo”, comenta Cata, que aún le sigue dando vueltas a su tiempo mágico. “Después de lo de Madrid sí que me esperaba estar arriba en el Open, pero aunque me lo decía no me lo creía del todo porque era muy complicado. Pero siempre es un reto y cuanto más alto te los pongas, mejor».
De todas las formas, lo que de verdad ansiaba, al margen del resultado, era cumplir uno de sus sueños. “Deseaba jugar el último día con Carlota Ciganda y lo conseguí. Fue increíble, es muy simpática y desde el principio yo estaba preguntándole cosas (aunque tampoco quería molestarla mucho porque al fin y al cabo es su trabajo), pero cuando terminó el partido me dijo que le había encantado jugar conmigo”, relata emocionada. Yes eso que lo mejor estaba por llegar. “Me dijo que tenía nivel para ser profesional, que no dudara en ir a Estados Unidos y que no me precipitara para hacer las cosas bien. Que la llamese si es necesario cualquier cosa, que me ayude. Y escuchar eso de alguien tan grande como Carlota fue increíble, creo que es lo que más llenó del torneo. Por si fuera poco, luego me escribió por Instagram y me mandó ánimos para el futuro».
En la Estela de Blanca
El camino triunfal de Cayetana sigue los pasos ya dados por su hermana, que después de ganarlo todo en Europa dio el salto a la NCAA estadounidense hace cuatro campañas. Allí, como ella reconoce la misma, lleva una vida mucho más tranquila que en España. “Han sido años muy buenos, muy tranquilos, aunque el primero es complicado porque es cuando te acostumbras a los amigos ya una nueva cultura. Pero cada vez te gusta más y se notó el cambio de estilo respecto al que usa en casa», indica, mientras se entrena estos días en la Federación de Madrid, donde estaba becada en el programa Cetema y le siguen abriendo las puertas para seguir con su preparación. Las diferencias entre ambos esquemas son, para ella: «Allí eres más libre, te dejan hacer más lo que quieras o lo que piensas que te va ayudar. .
Los éxitos de Cata no han sorprendido a Blanca: “Hablamos a diario y mucha gente me iba diciendo cómo lo estaba haciendo. Cuando eres buena puedes jugar a alto nivel, y si encima tienes confianza y te salen las cosas, acabas brillando en todas las competiciones importantes. Cada vez ganas más confianza y de eso a estar entre las mejores hay un paso». La complicidad que existe entre ambas las lleva a intercambiar consejos sin problema. “A veces yo le pido consejo a ella y otras ella me lo pide a mí; al final es mi hermana, tenemos mucha confianza entre nosotras igual que con mi otra hermana, Gabi, y nos queremos un monton. Es verdad que yo la veo como mi hermana pequeña y es algo diferente”, confiesa.
La posibilidad de vivir la experiencia universitaria con esto siempre pasa porque Cayetana está descontando los días desde hace tiempo. “Me voy a Texas A&M en agosto, de hecho Blanca va a alargar un curso más su estancia solo por estar conmigo. Seguro que va a ser una experiencia increíble y que lo vamos a pasar fenomenal”, fabula. Y de ahí a que ya se las considera el futuro del golf español, solo hay un paso. “Intento no pensarlo mucho porque siempre te lo dicen. La presión siempre está ahí y ojalá lo seamos, pero los comentarios que de verdad me importan y los que tengo en cuenta se basan en los valores que me han inculcado toda la vida. Si mi entrenador y mi familia me dicen algo, eso sí que lo escucho y lo llevo a rajatabla”, afirma.
Y en ese punto entra en escena sus progenitores para explicar el milagro de las hermanas Fernandez. “Lo importante es que a su padre le gustaban el golf y los niños”, explicó Paz, profesor universitario, “porque no se trata de dejarlas en el club y ya está; había que estar con ellas y apoyarlas día a día”. Álvaro, empleado de banca, lo ratifica y añade: “Tenían gran afición y lo que inte fue no forzarlas nunca a hacer algo si no les gustó”.