mayo 18, 2024

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Fallece Silvio Berlusconi a los 86 años

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El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi ha muerto este lunes a los 86 aos. El lder de Forza Italia y fundador de Mediaset haba regresado a San Raffaele el pasado viernes, tras una gran estancia hospitalaria -de 45 das que termin hace unas semanas, a causa de una neumona y una leucemia mielomonoctica. Por la maana, su hermano Paolo y sus hijos se haban trasladado rpidamente al hospital, donde ya se encontr a Marta Fascina.

Hasta la clínica se haban desplazado este lunes por la maana varios miembros de su familia, incluidos sus cinco hijos y su hermano Paolo. Eso levanto todas las alarmas sobre su estado de salud, que empeor Durante la pasada noche. Paolo y la primognita de Berlusconi, Puerto pequeñofueron los primeros en llegar en torno a las 9.30 horas al centro mdico, donde se unieron a su compaera, marta fascina, 53 años más joven que l. Después legaron sus otros hijos, Eleonora, Barbara, Pier Silvio y Luigi. In los ltimos das, tambin haba recibido el apoyo de representantes de la poltica italiana, especialmente de sus socios en el Gobierno.

El cuerpo se ha trasladado a Arcore, donde se celebra desde hoy la capilla ardiente privada y mañana la pública en Mediaset. Los funerales de Estado se celebran en los mircoles del Duomo de Milán. Además, Italia ha decretado luto nacional hasta el mircoles. Algunos se han congregado seguidores a las puertas del hospital, con mensajes de recuerdo y con banderas italianas y de su partido, Forza Italia.

Si hubiera elegido que hacer la anatoma de un instante en la extraordinaria vida de Silvio Berlusconi, quiz habra que finales del 8 de noviembre de 2011.Noel da en que abri su primera obra, en Brugherio, en 1964, ou fund Fininvest, en 1975, allanando el camino para un imperio televisivo y financiero que le convirti en uno de los hombres ms ricos del mundo. Ni el da en que sali al campo, para ganar tres elecciones y medios y dirigir cuatro gobiernos durante el tiempo rcord de nueve aos. No. Berlusconi se ha hecho con tanto poder en su vida que el verdadero momento mgico, el instante que hay que contar, es aquel en el que lo perdi.

As estaban las cosas: Italia se iba al garete por el ataque de los mercados a nuestra deuda pblica. Diferencial de 500 puntos ms. Merkel y Sarkozy se rindieron en público de l. Europa que tema hundirse junto con Italia. Gianfranco Fini había formado un partido y se había pasado a la oposición. Ocho diputados, todos los antiguos «leales», traicionaron al jinete en una votacion decisiva, hacindole perder la mayora en montecitorio.

Pero quiere resistir. No hay reembolso. No dimitir como primer ministro. ‘Eso es lo que tiene que hacer Berlusconi‘, le sugieren todos los que le rodean, que siempre han vivido de la luz reflejada y quieren mantenerla encendida. Pero entonces llegan dos llamadas. La primera es de Ennio Doris, amigo y antiguo socio en Mediolanum: “Silvio, si no dimites, Italia se hundir”. La segunda es de su hijo Luigi, que trabaja en la City londinense: «Pap, si Italia se hunde, tambin lo harn nuestras empresas».

Como eso el jinete negro, el Caimán que en la película protagonizada por Nanni Moretti acaba incitando a la revuelta popular para no ceder el poder, dimite, aceptando la inexorable lógica de la política democrática. Y en una sola tarde, el argumento más utilizado en su contra, el «conflicto de intereses» entre las empresas privadas y la función pública, se invierte en su contrario. Despus de haber perseguido el poder, segn sus enemigos slo por su propio inters, tiene que renunciar al poder tambin por su propio inters.

La dimensión «más grande que la vida», fuera de lo comúnde la historia humana y política de jinete está toda ella en el momento en que abandonó definitivamente el Palazzo Chigi (y que luego se descalificó repetidamente como una mera «conspiración», equivocándose como ante todo como mismo ya la elección responsable que hizo). Ese da histrico no fue honrado por el coro de «bufn, bufn» bajo el Palazzo Chigi y las alas de multitudes vitoreando frente al Quirinale su dimisin. Como en la tarde de las monedas a Craxi, se mostr entonces una Italia capaz de indignarse cobardemente, tras largos años de alabanzas serviles.

Porque Berlusconi fue un fenómeno: una voluntad de poder, sin duda, pero también una necesidad histórica. El fruto del mal italiano y al mismo tiempo su intento de cura. No el malhechor que conquista a una población ingenua con dosis equinas de embaucamiento televisivo, como se le ha descrito; pero ni siquiera el salvador de la patria que libera a su pas de los cosacos de Occhetto, el primero de los muchos lderes izquierdistas a los que derrot. Aun así, para bien o para mal, fue el fundador de una nueva derecha y de una nueva política, con ambiciones liberalistas y rasgos populistas, que incendi el mundo y dominó la escena italiana colgante veinte años, incluso cuando estaba en la oposición. Y eso acab con l, hasta el punto de que para volver a ganar tuvo que cambiar de piel, de sexo, de edad, y encarnarse en Giorgia Meloni, antropolgicamente su opuesto.

Los profesionales del antiberlusconismo le han acusado de todos los delitos. Yes cierto que se han celebrado ms de veinte juicios contra l, con diversos cargos, con veces especialmente infames, como la explotacin de la prostitucin infantil en la persona de Ruby Rubacuori, una de las muchas participantes en el sarabandeo de chicas que acoga en sous -villas; o la sospecha de connivencia con la mafia que llevó a la condena y al encarcelamiento a uno de sus mayores amigos y compañeros de armas, Marcello Dell’Utri; o incluso la acusación de haber urdido las matanzas de 1993 para acelerar su propio triunfo político. Fue absuelto, exculpado o, en todo caso, prescrito de casi todos los cargos, también gracias a las tácticas dilatorias de su rebao de abogados, encabezados por el fehacientemente y ya fallecido Ghedini. Y as, si hemos de creer a la ley, la ley de los jueces y no slo la de los fiscales, Berlusconi slo se ha cometido un delito: evasión fiscal, por el que ha sido condenado definitivamente. Le costó una rápida defenestración del Senado, cuya mayora de entonces no desaprovechó la ocasión y sanción por votación abierta su incompatibilidad (il Cavaliere tuvo entonces plena rehabilitación judicial, y pudo presentar de nuevo y ser elegido, primero al Parlamento Europeo y luego de nuevo al Senado , donde reasumi su escao).

Por supuesto, el hombre no era en absoluto un santo, al contrario: tena sus vicios privados y pblicos y saba jugar sucio. Hay quien se lo reprocha hasta el final, sin piedad, como su archienemigo Carlo De Benedetti, que incluso mientras su adversario estaba en el hospital con Covid le dese lo mejor, pero reiter que para l segua siendo «un tramposo».

Vida política

El jinete, grace al paso al mayoritario sistema electoral en 1994, consigui hacerse con el centro y reunirlo con la derecha septentrional de Bossi y la derecha meridional de Fini. Por primera vez desde 1876, Italia vivi la alternancia. Un bando gan las elecciones y pas de la oposicion al Gobierno. Quiz fue precisamente el radicalismo y el partidismo de esta nueva política (que otro amigo de Berlusconi, Cesare Previti, resumido brutalmente con la frase «no hacemos prisioneros») donde provoca un escándalo a la costumbrado a la «unin» entre Cavour y Rattazzi y el «compromiso histrico» entre Moro y Berlinguer. Sin duda, Berlusconi el dio su propio giro. Tuvo el gusto, o el descaro, de escandalizar al pblico con declaraciones polticamente incorrectas, que dieron la vuelta al mundo y director en un personaje pintoresco para la prensa extranjera: como cuando llama «bronceado» a Obama, aludiendo al color de su piel. O como cuando, en la foto oficial de una cumbre europea, hizo el gesto de los cuernos detrs de los hombros de su homlogo espaol, como ex alumno del instituto en una excursión. Pero incluso en Italia dijo algunas cosas.

El poder judicial ‘cáncer del pas’ fue quiz la frase más contestada. Tambin caus cierto revuelo el discurso en el que dijo que no poda creer que «hubiera tantos gilipollas por ah» decidi votar en su contra. Siempre se sinti un hombre cuyo xito le permita situarse por encima de las convenciones, cuando no de las leyes.

Sin embargo, el balance final del Berlusconi poltico no es negativo por todas las cosas que amenaz con hacer o que sus adversarios le acusaron de hacer, sino por las que prometi y no hizo. El primero ms longevo de la historia de la Repblica ha dejado sobre el papel la «revolucin liberal» de menos impuestos y ms crecimiento, la promesa de que el llev al Gobierno. No consigui cambiar la Constitucion, porque su reforma fue derrotada con contundencia en el referéndum. No consigui -ni realmente lo intent nuncare- reescribir el system legalo en un sentido ms garantiesta y menos dominado por los tax, prefiriendo el pequeo cabotaje de las leyes ‘ad personam’.

«Vive 150 años»

A sus 86 años, esperaba incluso un momento no tan breve para sellar su extraordinaria biografía convertida en leyenda, con su elección al Quirinale. El mero hecho de que soara con ello lo dice todo sobre el crepsculo de su poca.

Don Verz, fundador de San Raffaele de Milán, del que era amigo y benefactor, reveló en una ocasión que el haba pedido «vive 150 años para enderezar Italia». Contaba con el progreso de la ciencia, o quiz bromeaba sobre su derecho a la inmortalidad. Falleci en ese mismo hospital a la edad de 86 aos, slo dos ms que la media nacional. Esto confirma su naturaleza de «architaliano», una autobiografía de la nacin, de esa Italia de la que dijo en un famoso íncipit «es el pas que amo».

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