mayo 3, 2024

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La residencia de las mil y un desgracias | Madrid

8 minutos de lectura

Corría el año 2016 cuando Peñuelas abrió los telediarios de toda España por un motivo feliz. El gordo de navidad cayó en esta residencia de alcaldes Cercana al centro de Madrid y los periodistas agolparon en la puerta para entrevistar a los agraciados: mayores, trabajadores y familiares. Fue un premio muy repartido, una alegría extraordinaria en un lugar donde lo usual es lo contrario. Hasta tal punto qu’una trabajadora confesó a la cámara que creyó que había pasado algo malo en el momento del premio cuando de repente oyó gritos: «Think that alguien se había caído o que había pasado algo serio». Lo habitual en Peñuelas.

Este centro suele aparecer en noticias que nadie quiere protagonizar. En abril, un residente murió ahorcada; en junio, otra fue ingresada Durante una ola de calor cuando no funcionaba el aire. La mujer, Encarnación Plaza, estuvieron en el hospital hasta el jueves, cuando tuvieron. A esto se suman sanciones por falta de higiene, suciedad, irregularidades en la administración de medicamentos…

Pasan tantas cosas negativas que muchas ni se cuentan. La última desgracia sucedió el 19 de junio, y aún no ha salido en prensa. La revelación Pablo Bravo, el hijo de una residente de 93 años. “Sé de un señor, que iba en silla de ruedas y al entrar al ascensor de espaldas, (de frente no se puede solo por la diferencia de altura), se le volcó la silla y se mató”, dice en un mensaje a este periódico. “El hombre se llamaba Antonio y jugaba a la pocha con mi madre. DEP”

Antonio golpeó en el cuello. El ascensor no estaba bien equilibrado y estaba a escalal al entrar, un problema habitual en un centro de equipamientos muy antiguos, según cuentan varios familiares de residentes. Durante una visita a este periódico, el director admite que después del suceso los técnicos tuvieron que intervenir: «Lo revisaron y lo nivelaron». Sin embargo, el director general de Aralia, Álvaro Durán, aseguró en un correo que la revisión del servicio técnico no detectó fallo alguno. «Debemos negar que este desgraciado percance obedezca a tales causas». La Comunidad informó que investigaba las circunstancias así como las condiciones del ascensor y la entrada. In su visita, este periódico comprobó cómo otro ascensor no funciona, lo que refuerza la acusación de las familias.

Esa es la realidad de Peñuelas, vista por las asociaciones de familias y la oposición a la presidenta Isabel Díaz Ayuso como ejemplo del deterioro que han sufrido los mayores de residencias durante la gestión de los gobiernos del PP en la Comunidad de Madrid. Se trata de un centro de titularidad pública inaugurado en 2002 cuya gestión ha sido sacada al concurso de empresas privadas. El presupuesto lo estipulado el Ejecutivo madrileño y es tan poco atractivo que el año pasado nadie quiso optar a la última licitación. Quedó desierta en diciembre porque ni siquiera estaba interesada la gestora que tomó las riendas en 2014, Aralia, que recibe 4,3 millones de euros al año. A pesar de ese desinterés, la Comunidad forzó a la compañía a seguir gestionando la residencia mientras prepara un nuevo contrato que aún no ha visto la luz. La empresa quiere salir pero no puede. «Tiene las manos atadas», cuentan los responsables del centro.

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Esta situación de escasez ha llevado al límite la convivencia en este hogar de 220 plazas en el distrito de Arganzuela. Las familias reclaman y los trabajadores les culpan de revelar a los periodistas las miserias del centro, como pudo comprobar este periódico esta semana. Una familiar, Leonor Sánchez, se hizo cargo de vestirla con ella. “Esos artículos no sirven para nada”, reprochaba un responsable. «Nada cambia aquí», decía. «Lo único que conseguís es darnos más trabajo porque nos vienen más inspecciones, más reclamaciones de las familias y más trabajo que tenemos que camarero». El director, a su lado, decía que la mala take les perjudica a la hora de contratar empleados: «Googlean Peñuelas y pierden el interés».

Tanto ella como la familiar estaban de acuerdo en que los trabajadores, como los mayores, son también víctimas de la situación «de abandono» del centro. Para ambas, la era de la responsabilidad de la Comunidad de Madrid: «La culpa es de los de arriba», decía la empleada. Sánchez señalóba también a Aralia, donde la familia culpan de escatimar en recursos básicos para obtener el máximo beneficio.

Cucarachas y telarañas

La empleada le decía a Sánchez que los trabajadores enviaron el mes pasado un escrito de tres páginas a la Consejería de Asuntos Sociales, quejándose de las deficiencias que tienen pero no les han contestado. Esta tarjeta, que el sindicato CCOO ha enviado periódicamente, ha sido enviada a la administración autonómica el 7 de junio y recibe un sinfín de quejas: plaga de cucarachas, comida a 3,3 euros que puede suponer «desnutrición», falta de personal, coste de podólogo y peluquería «misproportionados», escasez de material básico como vajilla, allas o papel higiénico, falta de aire acondicionado, mayores sin supervisión que se escapan, resident sin recursos que no pueden costearse los medicamentos «désentend rediendose a la Comunidad».

Consulta el mapa de trabajadores de Peñuelas en la Comunidad de Madrid quejándose de las carencias del centro y que no ha obtenido respuesta. Si no se puede ver ninguna imagen correctamente, Descarga el documento en PDF aquí.

Los problemas también aparecen reflejados en la inspección de la Consejería en los últimos cuatro años, a las que ha tenido acceso a EL PAÍS. Los nueve documentos, entre el 4 de marzo de 2020 y el 14 de febrero de 2023, muestran múltiples irregulidades y requisitos de subsanación que son ignorados. Por ejemplo, el 24 de julio de 2022 un inspector describió las telarañas en la antecocina de la planta tercera; dos semanas después, el 8 de agosto, las telarañas seguían ahí. En todas las actas se detecta falta de enfermeros o irregulidades en el uso de las sujeciones con las que se ata a los mayores con alzhéimer.

Otras deficiencias que detectan los Inspectores son la mala conservación de los medicamentos y falta de titulación del personal que los dispensa, temperaturas altas en verano y bajas en invierno, mayores dependientes sin supervisión, mangas de humedad en las paredes, charcos de papila en el suelo, fuerte olor a orín en los baños, lavabos sin papel secamanos y jaboneras bombillas, lámparas sin bombillas vacías o sellos de los dormitorios averiados.

Consulta las actas de inspección de la Comunidad de Madrid en la residencia de Peñuelas entre 2020 y 2023. Si ninguna imagen es correcta, Descarga el documento en PDF aquí.

Desde 2016, Peñuelas ha sido sancionada por la Comunidad al menos siete veces por importaciones que ascienden a más de 125.000 euros.

El deterioro a lo largo de los años es clamoroso. Según la empleada que hablaba con la familiar Sánchez, tras su apertura hace dos décadas, la residentncia contaba con un equipo de siete médicos para attendant à un center en el que el 5% eran personas con dependencias. Ahora, tienen cuatro médicos para un 90% de dependientes. Sánchez ha visto el cambio porque su hermana Pilar lleva 17 años en Peñuelas. “Antes no faltaban will enfermeras y uso médico por la noche. Hoy la empresa ni siquiera pone a nadie en recepción para atender la recepción”. A principios de junio una policia tuvo que saltarse la verja Porque nadie atendía a un residente que volvía de noche tras haber recibido el alta en el hospital.

Conversión a “residencia 100% pública”

La asociación de derechos en residencias Pladigmare ha pedido al Gobierno de Ayuso que asuma la gestión del centro para convertir a Peñuelas en «una residencia 100% pública», pero ese tipo de reclamaciones han caído en saco roto desde hace años.

El Gobierno de la expresidenta popular Cristina Cifuentes ignora una movimiento aprobado en abril de 2018 con los votos de PSOE, Podemos y Ciudadanos para que las 18 residencias públicas de gestión indirecta, entre ellas Peñuelas, pasen al control de la administración.

Cuando un año después el consejero de Ciudadanos Alberto Reyero asumió la responsabilidad de los vecinos, intentó expulsar a Aralia de la gestión de Peñuelas, pero se topó con el dictamen contrario de la abogacía de la Comunidad de Madrid que determinó que la infracción no era de alcance suficiente para una sanción de tal alcance.

Tampoco han servido las calles de Tomás Plaza y María González, dos mayores de Peñuelas que han ido en el último año a la Asamblea para pedir la intervención autonómica.

La portavoz de asuntos sociales del PSOE en la Asamblea, Lorena Morales, criticó “los pliegos de miseria” que ofrece la Comunidad a estas empresas. El desinterés del sector privado quedó probado en diciembre cuando no hubo aspirantes, dice y agrega que ahora la Comunidad queda retratada de nuevo por su falta de acción. «Han sido incapaz de publicar un pliego nuevo, a pesar de que son conocidos de la urgencia que hay, pues las quejas de familias y los usuarios sur la situacion en Peñuelas son permanentes».

La Comunidad ha informado que está preparando los nuevos pliegos de Peñuelas y el resto de sus residentncias concertadas. Aralia no se va a presentar en Peñuelas, según su director general: «Es nuestra voluntad dejar de prestar el servicio en cuanto resulte un nuevo adjudicatario».

Leonor Sánchez no se desmoraliza. Las familias, que han protestado ante la Consejería en varias ocasiones, sienten que unidos tienen más impacto. «Como no se consigue nada es dejar de luchar». No pueden esperar a que el Gordo vuelva a caer en Peñuelas.

¿Tienes más información? Contactar con el autor a través del correo electrónico fpeinado@elpais.es o por Twitter @FernandoPeinado

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