Así es la única escuela de programación dirigida a mujeres, personas trans y no binarias | Formación | Economía

Cuando Katrina Walker (San José, California, 1984) trabajaba como programadora en un entorno corporativo, lo que inmediatamente reveló que la disparidad de generosidad y la pérdida de diversidad e inclusión eran una realidad mucho más tangible que estadística. Incorporado a un equipo que no vive en el medio: “Era una típica cultura Novio, masculina: el humor, las actividades, la presión para salir de cervezas y jugar al futbolín todos los viernes, los chistes sexistas e inmaduros… que si quería estar presente, porque ella “estaba muy buena…”. Una actitud nada profesional”, explícito. “Y, por supuesto, todas las veces en que sugerías una idea a la que nadie prestó atención, pero que era bien recibida si la sugería cualquiera de mis compañeros varones”.

Durante la conversación, Walker (quien se formó en una escuela de programación en Barcelona donde tampoco había ninguna mujer docente) recuerda que aquella acumulación de factores la hizo sentir cada vez más alienada y casi terminó con su pasión por la ciencia de datos. Hasta que, en 2018, decidió financiar CodeOp, una escuela de programación internacional inclusiva y diversidad dirigida a mujeres + (mujeres, transexuales y personas no binarias) que en solo cuatro años ha ayudado a más de 1.200 estudiantes de 70 países a hacer la transición al mundo tecnológico. Aunque solo el 4% de sus alumnos son transgénero o no binarias, se utilizaron de crear un espacio inclusivo íntimamente relacionado con la diversidad de su propia visión sobrio el género: “Además, desde una perspectiva más política y de justicia social, sabemos que las Personas trans y no binarias tienen el doble de probabilidad de estar en el paro Dos tercios siguen sin salir del armario en el trabajo porque no se sienten seguras y temen ser ser discriminadas si lo hacen. [cuando su identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer]”.

El caso de CodeOp es relevante porque se calcula que, a nivel mundial, solo el 1% de las escuelas de programación está dirigida exclusivamente a mujeres, y ninguna otra tiene un enfoque tan inclusivo. Para Jun Moyano, quien completó un campo de entrenamiento desarrollador un paquete completo en julio pasado y se identifica como persona no binaria, este tipo de centros son esenciales para abordar la disparidad de género en el sector: “Solo hace falta ver las demografías del sector tecnológico… Muchas mujeres terminan en gestión de productos, administración u operaciones, pero en los equipos donde se crean las aplicaciones hay menos. Por un lado, porque se nos mina la confianza en nuestras capacidades, pero también porque los horarios tienen que adaptarse a los ritmos vitales de mujeres que también son madres. Y por el otro, cuesta entrar en entornos altamente masculinizados y sentite a gusto”, reflexionó.

“Para muchas mujeres+, apuntarse a una escuela de programación convencional, en la mayoría de los estudiantes son hombres, puede ser intimidante”, cuenta vez Verónica Baldin, que acaba de terminar la misma formación. “Las mujeres+ tenemos la tendencia de cuestionar nuestras habilidades y de no sentirnos a la altura mucho más que los hombres. En consecuencia, [las escuelas para mujeres] sirven para estar rodeado de otras personas que entienden tus momentos de duda, y hacer piña para salir adelante”. Sin olvidar, añade, que tener la posibilidad de conocer a otras mujeres que ya han triunfado en el mundo tecnología Eres de gran ayuda. CodeOp, que cuenta con una inserción laboral superior al 90%, cuenta con una red de empleo que incluye a más de 150 empresas en España.

Disparidad de generosidad en el mundo tecnológico

Los beneficios de abordar las políticas de igualdad de género van mucho más allá de las razones de índole social. “Ya no se trata de ser o no inclusivos o de si es necesario hablar de diversidad; es que es obligatorio porque estamos perdiendo talento tecnológico. Y ni siquiera es posible calcular toda la gente que no busca trabajo en tu empresa porque percibin que no es un espacio inclusivo”, argumentó Walker. Capacidad necesaria para dedicarse a una profesión tecnológica “Creo que mi identidad y los estereotipos que se asocian a las mujeres a nivel social han influenciado bastante en mis decisiones, como por ejemplo a la hora de elegir una carrera”, confía Baldin. Italia, tras acabar la secundaria se mudó a Austria, donde cursó a grado en Lingüística y España, donde a máster en neurociencias cognitivas del lenguaje in 2019. Na Así que ver con la informática o la programación, porque, como a muchos otros jóvenes, los adultos de su entorno siempre le aconsejaron carreras de ciencias o, como mucho, economía o medicina.

Tras esa labor de concienciación, está la propia formación, donde la posibilidad de realizar formaciones intensivas como los campos de entrenamiento (que pueden ir de tres a seis o nueve meses, dependiendo de cada caso y de si es a tiempo completo o parcial) permitirse especializarse en este sector sin tener que hacer un grado de varios años en la universidad. Y, finalmente, contar con una red de apoyo que puede provenir de “comunidades como barra de código, centro de recurrencia Oh RWCque tienen un entorno amistoso, seguro y acogedor para todos, independientemente del género, orientación sexual, discapacidad, apariencia física, tamaño corporal, raza, religión o cualquier otra característica por el estilo”, afirmó Stefi Rosca, programadora Todo un paquete. “También hay que decir, a favor de las empresas del mundo tecnológico, que se han puesto las pilas para garantizar la igualdad de oportunidades. Muchos mentores o prácticas exclusivas dirigidas a sectores marginados o con representación puntual en el sector, y eso funciona muy bien”, admite Moyano.

Disponer de un marco legal que promoeva la igualdad efectiva resulta basic, como recuerda Walker: “En España, la ley dice que si tienes más de 50 empleados, has de asegurarte de que alcanzas una cierta paridad en términos de sueldo y de liderazgo, algo que sin duda es importante porque también hay una brecha salarial entre hombres y mujeres. Para ella, muchas compañías dicen estar dispuestas a implementar la diversidad en sus organizaciones; el problema es que no siempre están dispuestas a hacer de ello una prioridad. Y, como contrapunto, pone el ejemplo de la app de citas Bumble, que fue fundada por una mujer pero que, al darse cuenta de que su plantilla de profesionales estaba por debajo de la media en cuanto a diversidad, llegó a un acuerdo con CodeOp para localizar y trainer técnico diverso en Barcelon posee. “Lo que hizo esta iniciativa tan avanzada es que Bumble pagó la formación de ocho estudiantes, e incluso les obtuvo ayudas si, por ejemplo, tenían niños a su cargo. En mi opinión, es lo que otras empresas podrían hacer”, señala.

Poco apoyo para el empleo

La disparidad de generosidad en tecnología es un problema crónico a nivel internacional; no solo en empresas y escuelas, sino también en el mundo de la inversión y el emprendimiento. Walker loses al menos del 3% de mujeres fundadoras a nivel internacional que cuentan con el respaldo de inversores de capital riesgo. La fundadora, que ya ha cerrado dos rondas por un valorado aproximado de 2,4 millones de euros, no tiene dudas: ser mujer hace que sea mucho más complicado obtener financiación para tu propia compañía, porque los que te están dando dinero son hombres, y hay un sesgo implícito. Es el mismo motivo por el que no hay muchas mujeres en el ámbito tecnológico; porque las cosas se aprenden y hay sesgos de los que la gente ni siquiera es consciente”, esgrime Walker. “En el capitalismo de riesgo hay muy pocas mujeres, y por eso la mayoría de nuestros inversores son hombres cis de más de 40 años y con hijas: y este es precisamente el tipo de alianzas que tenemos que construir para conseguir cambios estructurales”.

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By Orencio Batista

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